En una noche oscura, a la sombra del
Monte Tur, Dios le confirió la profecía a Moisés. Su primera orden fue que
buscara al Faraón.
“Ve ante el Faraón, pues se ha extralimitado.”
Moisés huyó de Egipto temiendo por su
vida, había pasado 10 años en un país fuera de la jurisdicción del Faraón.
Ahora, Dios le estaba diciendo que debía encarar su mayor miedo. Debía
enfrentarse al corrupto Faraón, el hombre que Moisés estaba seguro quería verlo
ejecutado. Moisés volvió a sentir el temor que lo había sostenido durante su
largo viaje por el desierto. Respondió así a las palabras de Dios:
“¡Señor mío! He matado a un hombre de los suyos y temo que me ejecuten.”
Moisés sintió miedo, pero entendió que
Dios era completamente capaz de brindarle todo el apoyo que necesitaba para una
misión que parecía prácticamente imposible. Moisés hizo una súplica: pidió
fortaleza y facilidad en esta misión tan difícil. Le pidió a Dios que abriera
su pecho y le concediera elocuencia, confianza en sí mismo y alegría. También
le pidió a Dios que lo fortaleciera dándole en su profecía un compañero capaz y
de confianza, su hermano Aarón.
El diálogo entre Dios y Moisés es una
de las conversaciones más sorprendentes que aparecen en las páginas del Corán.
Las palabras de Dios se entregan con elocuencia y claridad. Ellas pintan el
retrato de un hombre fuerte pero humilde, cautivado por su encuentro con Dios.
Ellas entregan el sentido etéreo de que Dios es Todopoderoso, Omnipotente, pero
también lleno de misericordia y amor hacia Sus siervos.
Dijo [Moisés]: ¡Oh, Señor mío! Abre mi
corazón [disponiéndolo para que pueda recibir la profecía], facilítame mi
misión, haz que pueda expresarme correctamente para que comprendan mi mensaje, Asígname
de mi familia para que me ayude [en la transmisión del Mensaje] a mi hermano
Aarón, fortaléceme con él, y asóciale en mi misión [y desígnalo Mensajero igual
que a mí], para que Te glorifiquemos y Te recordemos mucho. Por cierto que Tú
bien sabes nuestra necesidad de Ti.
Dijo [Allah]: Te ha sido concedido lo que
pides ¡Oh, Moisés! Y por cierto que anteriormente también te agraciamos, cuando
le inspiramos a tu madre [y le dijimos]: Ponlo en un cesto y déjalo en el río,
que éste lo llevará hasta una orilla y será recogido por un enemigo Mío y suyo
[el Faraón]. Y por cierto que infundimos en ellos [el Faraón y su gente] amor
por ti, y creciste bajo Nuestra observancia [y protección]. Cuando tu hermana,
que seguía tus rastros, le dijo [al Faraón, al ver que ninguna nodriza podía
amamantarte]: ¿Acaso queréis que os indique alguien que puede encargarse de
cuidarlo? Y así te devolvimos a tu madre para que se alegrara y no se
entristeciera. Y cuando mataste a un hombre [del pueblo del Faraón] te salvamos
de que tomaran represalias contigo, y así te probamos de distintas maneras. Y
luego de permanecer unos años en Madián regresaste por decreto Nuestro ¡Oh,
Moisés!
Y ciertamente te he elegido [para que seas
uno de Mis Mensajeros].
Id tú y tu hermano con Mis signos, y no
dejéis de recordarme. Presentaos ante el Faraón, pues se ha extralimitado, y
habladle cortésmente, para que así recapacite o tema a Dios y se arrepienta.
Dijeron: ¡Oh, Señor nuestro! Tememos que nos
reprima y se propase con nosotros.
Dijo [Allah]: No temáis, pues Yo estoy con vosotros escuchando y observando todo. Id ante él y decidle: Somos Mensajeros enviados por tu Señor para que dejes ir con nosotros a los Hijos de Israel, y no los tortures. Por cierto que hemos venido con un signo de tu Señor, y quien siga la guía estará a salvo. Nos ha sido revelado que quien desmienta [el Mensaje que hemos traído] y vuelva la espalda será castigado.
Esta breve conversación cambió la vida
de Moisés. Le enseñó lecciones sobre sí mismo, sobre su mundo, sobre la
naturaleza de la humanidad, y más importante aún, sobre la naturaleza de Dios.
Hoy día, sigue enseñando lecciones importantes a la humanidad. Sobre una base
diaria, las palabras del Corán cambian vidas. Las lecciones aprendidas en la
historia de Moisés son tan relevantes hoy día como lo fueron hace miles de
años.
Al leer la historia de Moisés hasta el
momento, hemos aprendido la importancia de confiar en Dios, hemos aprendido el
plan de los seres humanos y el esquema, pero el pan de Dios puede vencer
cualquier triunfo, prueba o ensayo. La historia de Moisés nos ha enseñado que
no hay alivio en los tormentos de este mundo excepto con el recuerdo y la
cercanía de Dios.
La historia de Moisés nos enseña que
Dios puede sustituir la debilidad con fortaleza y el fracaso con victoria, y
que Dios apoya a los justos a partir de fuentes inimaginables. Ahora bien, ya
que Dios confirió la profecía a Moisés y a su hermano Aarón, aprendemos el
verdadero significado de la hermandad y el verdadero significado de por qué la
elección de compañeros rectos puede ser la llave del paraíso.
Moisés quería que su hermano fuera su
compañero en la profecía y en esta peligrosa misión para hacerle frente al
Faraón, debido a que Aarón era fuerte y honesto, y también un orador elocuente
y persuasivo. Siempre que una persona se encuentra unido a su hermano en un
propósito común, unidos en su adoración a Dios, unidos en la rectitud, ambos
son imbatibles, incluso frente al enemigo más formidable.
Ibn Kazir narró que Moisés y Aarón
fueron juntos con el Faraón y le entregaron su mensaje. Moisés le habló al
Faraón sobre Dios, Su misericordia y Su paraíso, y sobre la obligación de la
humanidad de adorar sólo a Dios.