Cada musulmán tiene su
historia acerca del viaje hacia el Islam. Cada una es interesante y curiosa
para mí. Dios realmente guía a los que quiere y sólo a los que quiere. Me
siento tan agradecida por haber sido una de las elegidas. Esta es mi historia.
Siempre creí en Dios. A lo
largo de toda mi vida durante los momentos más duros, acudí a la ayuda de Dios incluso cuando niña. Me
recuerdo arrodillada llorando en la cocina, con gritos y llantos a mí alrededor.
Rezaba para que Dios detenga eso. La religión por otro lado, nunca tuvo lógica
para mí. Mientras más crecía, menos sentido tenía. Personas pensando ser
negociadores entre uno y Dios.
Sentí lo mismo de Jesús, (que
Dios lo alabe). ¿Cómo es que este hombre nos salvaría de nuestros
pecados? ¿Tenemos
el derecho a pecar sólo por él? Rechacé la Biblia en todas sus
versiones, creyendo que algo traducido y reescrito tantas veces no
podría ser la verdadera
palabra de Dios. A los quince años había dejado de lado la idea de
encontrar a
Dios.
Al crecer, mi familia era la
familia común Americana. Todos los que yo conocía habían tenido los mismos
problemas a lo largo de su crecimiento. Mi padre era un arduo trabajador alcohólico.
El tiempo pasaba y el iba empeorando, y también su perversión. Abuso sexual,
físico, y el miedo marcaron mi niñez, tanto, que reflejó al resto de la familia.
El murió cuando yo estaba en sexto grado. Mis padres estaban divorciados en
ese entonces. Era la menor de ocho niños. Mi madre tenía que trabajar para
mantenernos, y yo me quedaba en casa sola por mucho tiempo.
Allí estaba, uno de esos
niños alejados de la sociedad, que asustan a las personas cuando entran a algún
lugar. Comencé a utilizar ropa negra y maquillaje negro. Escuchaba música gótica
y fantaseaba acerca de la muerte. La muerte parecía ser menos peligrosa y más una
solución que este problema. Me sentía sola todo el tiempo, incluso entre
amigos. Traté de llenar el espacio con cigarrillos, alcohol, sexo, drogas y
luego cualquier cosa que me alejara de mis propios pensamientos. Trate de
suicidarme al menos quince veces. Sin importar cuantas veces lo intentara este
plan dentro de mí nunca subsistía.
Estaba en la Universidad cuando me embaracé de mi hijo, temía por la salud de mi hijo y no podía
imaginarme entregarlo a otra persona. Trabajé sin descanso para mantenerlo. Guardando
todo el dolor y la angustia en mi Corazón, cambió un poco mi vida. Pero esta
vez, no confiaba en nadie. Tres años más tarde, me puse de novia nuevamente. Me
comprometí. Realmente quería algo más. Como con todas mis experiencias
anteriores, mi mundo se vino abajo. Tenía 25 años y estaba embarazada de mi hija
y terminé la relación con mi prometido después de que me engañara repetidamente
y abusara físicamente de mí. No tenía idea que vendría luego.
Durante este tiempo trabajaba
para un pakistaní que era musulmán. Nunca miraba las noticias o me interesaba
acera de lo que sucedía. Ser musulmán para mi no era diferente de las demás religiones.
El tiempo pasó y me hice amiga de muchos hombres musulmanes. Comencé a notar
algo dramáticamente diferente. Tenían estas morales incuestionables. Una devoción
hacia Dios en una manera tal que le rezaban cinco veces al día. Dejando de
lado el hecho de que no bebían alcohol ni consumían drogas. Para mi generación,
estas eran morales antiguas, que quizás los abuelos las seguían.
Cuando nació mi hija, no se
pueden imaginar mi sorpresa cuando uno de estos hombres vino y me trajo regalos.
Estaba shoqueada, él la sostenía en brazos y le hablaba. Nunca había visto a
un hombre comportarse de esta manera con un bebe. La bondad solo creció con el
tiempo en los siguientes cuatro meses. No puedo expresar el amor que nos
tuvieron. Lentamente creció mi interés en la religión. Sentía curiosidad
acerca de que tipo de religión podía incitar este tipo de bondades y valores en
las personas.
Compartía un hogar con siete
personas cuando una noche decidí pedir prestada una computadora. Sentía miedo
de ofender a mis amigos preguntándoles, por lo tanto recurrí a Internet. El
primer sitio que abrí fue http://www.islam-brief-guide.org. Me quedé muda. Fue
como si una ropa negra hubiese caído de mi cuerpo, y juro que nunca me sentí
tan cercana a Dios. En veinticuatro horas tomé mi decisión de pronunciar mi
testimonio islámico de fe.
Hasta el día de hoy la mayor parte de mi tiempo lo utilizo en la investigación. Por primera vez en mi vida algo ha parado la angustia y el dolor. Verdaderamente sentí el amor y temor de Dios. Dios ha reemplazado el dolor dentro mío con Su luz, y fe en Él. Desde mi conversión, Dios realmente me ha bendecido. Dios me ha dado las fuerzas para dejar el cigarrillo, la bebida y no he consumido drogas hace dos años. Me he casado con un maravilloso musulmán. Ha tomado a mis hijos y los ha hecho nuestros. He tenido lo que siempre he querido – una familia, (toda alabanza se debe a Dios).